La frutilla es un fruto compuesto formado por un receptáculo carnoso muy desarrollado por el que se disponen lo que vulgarmente llamamos semillas y que corresponden en realidad a los verdaderos frutos o aquenios.
En la mayoría de los países la frutilla se puede producir durante todo el año, pero los picos de producción ocurren en agosto-septiembre en la zona norte y en noviembre en la zona sur. Su destino es mayoritariamente de consumo interno en fresco aunque en la primavera se producen excedentes que son destinados a la industria.
La frutilla se destaca por su bajo contenido en calorías, aporta vitamina C, minerales y bajo contenido en sodio. Contienen además compuestos beneficiosos para la salud como fibra, folatos y antioxidantes entre ellos antocianinas, quercetina y otros compuestos fenólicos, así como también anticancerígenos como el ácido elágico. Con respecto a su sabor, no está asociado al tamaño , sino a la fecha de cosecha. En invierno, o cuando hay menos luz y temperatura, los frutos son menos dulces. Algunas variedades como Yvahé, Guenoa y Camarosa son preferidas por su sabor.
La frutilla es un fruto muy perecible ya que su vida útil no supera los 7 días. Para favorecer su frescura se recomienda cuidar de golpes y daños. Se recomienda colocarlas en un envase rígido y no en bolsas, mantenerlas refrigeradas en heladera sin congelar. En caso de congelar es aconsejable rociarlas con azúcar previamente. Evitar contacto con el aire para prevenir la deshidratación . Lavarlas con abundante agua potable en el momento de consumirlas y no antes.
A la hora de elegirlas preferir frutos rojos en toda su superficie, firmes, que el cáliz o cabito de la fruta presente un aspecto fresco. En lo posible rechazar frutillas de aspecto acuoso, con manchas o podredumbres.